La cultura preventiva se ha convertido en un pilar fundamental para las organizaciones que buscan garantizar entornos de trabajo seguros y saludables. Sin embargo, uno de los mayores desafíos consiste en extender esta cultura más allá de la plantilla propia para incluir eficazmente a los contratistas y subcontratistas que participan en las operaciones diarias.
Cuando los contratistas no comparten los mismos valores y prácticas preventivas, se genera un punto débil que puede comprometer todo el sistema de seguridad. En este artículo analizaremos estrategias prácticas y efectivas para desarrollar una cultura preventiva integral que incorpore con éxito a todos los colaboradores externos, reduciendo riesgos y construyendo un entorno laboral más seguro para todos.
¿Qué es una cultura preventiva y por qué es crucial incluir a los contratistas?
La cultura preventiva —también conocida como cultura de seguridad— va mucho más allá de cumplir normativas o implementar procedimientos. Representa un conjunto de valores, actitudes, percepciones y comportamientos compartidos por todos los miembros de una organización respecto a la seguridad y la salud laboral.
Definición y alcance de la cultura preventiva
Una verdadera cultura preventiva implica que la seguridad está integrada en todos los niveles de la organización, desde la alta dirección hasta los trabajadores de primera línea, convirtiéndose en:
- Un valor fundamental no negociable
- Parte de la identidad corporativa
- Un elemento presente en todas las decisiones empresariales
- Una responsabilidad compartida por todos
«La cultura preventiva no es una acción en sí misma, sino el resultado de un conjunto de acciones que promueven la seguridad como un valor intrínseco de la organización.»
¿Por qué incluir a los contratistas en la cultura preventiva?
En el entorno empresarial actual, donde la externalización es una práctica común, los contratistas representan una parte significativa de la fuerza laboral en muchas organizaciones. Existen razones contundentes para incluirlos en la cultura preventiva:
Razones operativas y de seguridad
- Los contratistas están expuestos a los mismos riesgos (o incluso mayores) que los empleados directos
- Sus actividades pueden generar riesgos para otros trabajadores
- A menudo realizan tareas de alto riesgo (mantenimiento, construcción, etc.)
- En muchos casos no están familiarizados con los entornos donde trabajan
Razones legales y de responsabilidad
- Existe una responsabilidad legal compartida en muchos casos
- La empresa principal puede tener responsabilidad subsidiaria ante accidentes
- Los costes de accidentes o incidentes afectan a todas las partes implicadas
- Potenciales implicaciones reputacionales ante siniestros con contratistas
Datos que respaldan la necesidad de integración
Los números hablan por sí mismos sobre la importancia de incluir a los contratistas en la cultura preventiva:
- Según el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST), la tasa de accidentes entre trabajadores subcontratados puede ser hasta un 50% mayor que entre empleados directos
- Los costes directos e indirectos de los accidentes laborales representan aproximadamente el 3% del PIB español
- Empresas con culturas preventivas que incluyen efectivamente a contratistas han logrado reducir hasta en un 70% sus índices de siniestralidad
- El retorno de inversión (ROI) en prevención de riesgos laborales se estima entre 2,3€ y 5,9€ por cada euro invertido
Los 5 niveles de cultura preventiva: ¿En cuál se encuentra tu organización?
Antes de implementar estrategias para incluir a los contratistas, es fundamental entender en qué nivel de madurez se encuentra la cultura preventiva de tu organización. Este autodiagnóstico permitirá establecer objetivos realistas y estrategias adecuadas.
Nivel 1: Cultura Patológica
- La seguridad se ve como un problema impuesto externamente
- Predomina la actitud de «no ser descubierto»
- Interés centrado exclusivamente en la productividad y reducción de costes
- Los contratistas son vistos como entidades completamente separadas
- La prevención se percibe como una obligación burocrática
Síntomas con contratistas: Ausencia total de criterios preventivos en su selección, ninguna supervisión de su desempeño en seguridad.
Nivel 2: Cultura Reactiva
- La seguridad se considera importante solo después de accidentes
- Se actúa principalmente por miedo a sanciones
- Predomina la mentalidad de culpabilización
- Los directivos creen que «los accidentes son parte del trabajo»
- Con contratistas se mantiene una actitud de «cada uno es responsable de lo suyo»
Síntomas con contratistas: Solo se exige documentación básica, sin verificación real. Se reacciona ante incidentes culpando al contratista.
Nivel 3: Cultura Formalista
- La seguridad se gestiona mediante sistemas
- Se recopila mucha información pero sin análisis profundo
- Existe un cumplimiento formal de requisitos legales
- La prevención se considera responsabilidad del departamento de PRL
- Con contratistas hay exigencia documental pero poca integración real
Síntomas con contratistas: Excesivo papeleo y burocracia, pero escasa supervisión efectiva en campo y nula integración cultural.
Nivel 4: Cultura Proactiva
- La seguridad se percibe como un valor importante
- Existe liderazgo visible en prevención
- Se trabaja en la anticipación de problemas
- La organización aprende continuamente de los incidentes y observaciones
- Con contratistas hay una relación colaborativa en materia preventiva
Síntomas con contratistas: Procesos de homologación que incluyen criterios preventivos, formación conjunta, auditorías regulares.
Nivel 5: Cultura Generativa
- La seguridad es un valor fundamental no negociable
- Confianza y transparencia en todos los niveles
- Existe una preocupación genuina por el bienestar de todos
- Se trabaja con una visión de «cero daños»
- Los contratistas son tratados como verdaderos socios en materia preventiva
Síntomas con contratistas: Plena integración en los programas de seguridad, participación activa en la mejora continua, comunicación abierta y bidireccional.
«Solo el 5,2% de las empresas logra una verdadera integración de la prevención, según un estudio realizado a más de 2000 empresas españolas de entre 50 y 400 trabajadores.»
Barreras comunes para integrar a los contratistas en la cultura preventiva
Antes de abordar las estrategias de implementación, es importante identificar los obstáculos que dificultan la integración efectiva de los contratistas en la cultura preventiva:
Barreras organizacionales
- Temporalidad de la relación: La naturaleza temporal de muchos contratos dificulta la inversión en integración cultural
- Presión por costes y plazos: Priorización de la entrega rápida y económica sobre la seguridad
- Diversidad de contratistas: Gestionar múltiples empresas con culturas diferentes
- Falta de recursos dedicados específicamente a la gestión preventiva de contratistas
Barreras culturales y de comunicación
- Diferencias culturales: Distintas percepciones del riesgo y la seguridad
- Barreras idiomáticas: Especialmente en empresas multinacionales
- Resistencia al cambio: Tanto en la organización principal como en los contratistas
- Desconfianza mutua: «Nosotros vs. ellos» como mentalidad predominante
Barreras operativas y prácticas
- Falta de procedimientos claros para la gestión de contratistas
- Supervisión inadecuada de las actividades realizadas
- Formación insuficiente o no adaptada a las necesidades reales
- Sistemas de gestión aislados que no permiten una visión integrada
Barreras de liderazgo
- Falta de compromiso visible de la alta dirección
- Incoherencia entre el discurso y la práctica
- Ausencia de claridad en responsabilidades y rendición de cuentas
- Delegación excesiva en niveles jerárquicos inferiores sin capacidad real de decisión
Identificar estas barreras es el primer paso para desarrollar estrategias efectivas que permitan superarlas y construir una cultura preventiva verdaderamente inclusiva.
8 estrategias clave para crear una cultura preventiva que incluya a los contratistas
La creación de una cultura preventiva que incluya eficazmente a los contratistas requiere un enfoque sistemático y multidimensional. Estas ocho estrategias proporcionan un marco integral para lograrlo:
Selección y homologación basada en criterios preventivos
La integración de los contratistas en la cultura preventiva comienza incluso antes de iniciar la relación laboral:
- Establecer criterios preventivos claros en los procesos de licitación
- Evaluar el historial preventivo de las empresas contratistas (índices de siniestralidad, certificaciones, etc.)
- Verificar su sistema de gestión preventiva y su compromiso real con la seguridad
- Incluir cláusulas de seguridad específicas en los contratos, con expectativas claras y consecuencias por incumplimiento
- Implementar un sistema de homologación con diferentes niveles según el desempeño preventivo
Aplicación práctica: Desarrolla un cuestionario de precalificación que evalúe aspectos como ratios de accidentabilidad, programas de formación, y existencia de procedimientos específicos para las tareas a realizar.
Inducción y formación específica
La formación es fundamental para alinear conocimientos y establecer estándares comunes:
- Inducción obligatoria antes de iniciar trabajos, adaptada al nivel de riesgo
- Formación específica sobre los riesgos particulares del centro de trabajo
- Verificación de competencia para tareas críticas o de alto riesgo
- Programas formativos compartidos entre personal propio y contratistas
- Reentrenamiento periódico y ante cambios significativos
Aplicación práctica: Implementa sesiones de orientación obligatorias que incluyan simulacros prácticos de situaciones de emergencia y procedimientos específicos del sitio, con evaluación de comprensión.
Comunicación efectiva y multidireccional
Una comunicación clara y fluida es esencial para la integración cultural:
- Canales de comunicación claros y accesibles para todos
- Reuniones periódicas de coordinación con representantes de contratistas
- Difusión regular de información preventiva relevante
- Mecanismos de consulta y participación para contratistas
- Transparencia en la comunicación de incidentes y lecciones aprendidas
Aplicación práctica: Establece reuniones diarias breves de seguridad (toolbox talks) donde participen tanto empleados propios como contratistas, rotando el liderazgo de las sesiones.
Supervisión y acompañamiento continuo
La supervisión constructiva refuerza comportamientos seguros y corrige desviaciones:
- Sistema de supervisión claramente definido con roles y responsabilidades
- Presencia visible de supervisores en las áreas de trabajo
- Enfoque de coaching más que de fiscalización
- Retroalimentación inmediata ante comportamientos seguros e inseguros
- Apoyo y recursos para implementar mejoras
Aplicación práctica: Implementa un programa de «compañeros de seguridad» donde cada contratista nuevo es emparejado con un trabajador experimentado que actúa como mentor durante las primeras semanas.
Participación activa en la gestión preventiva
La implicación genera compromiso y sentido de pertenencia:
- Inclusión de contratistas en comités de seguridad
- Participación en evaluaciones de riesgos y desarrollo de procedimientos
- Implicación en la investigación de incidentes
- Programas de sugerencias y mejoras abiertos a contratistas
- Reconocimiento de aportaciones valiosas
Aplicación práctica: Crea un sistema de sugerencias de mejora con incentivos que reconozca y premie las mejores propuestas de seguridad, independientemente de si provienen de empleados directos o contratistas.
Gestión justa de consecuencias
Un sistema justo y coherente refuerza los comportamientos deseados:
- Política clara de consecuencias conocida por todos
- Reconocimiento visible de buenos comportamientos y desempeños
- Respuesta consistente ante incumplimientos
- Enfoque en el aprendizaje más que en la culpabilización
- Aplicación equitativa tanto a personal propio como a contratistas
Aplicación práctica: Desarrolla un programa de reconocimiento que celebre regularmente los logros en seguridad de equipos mixtos (personal propio y contratistas) que trabajan juntos.
Integración tecnológica y digital
La tecnología puede facilitar enormemente la gestión preventiva con contratistas:
- Plataformas digitales de gestión documental para simplificar procesos
- Aplicaciones móviles para reportes, inspecciones y comunicaciones
- Sistemas de control de acceso vinculados al cumplimiento preventivo
- Análisis de datos para identificar tendencias y áreas de mejora
- Formación online accesible y actualizada
Aplicación práctica: Implementa una plataforma digital de gestión CAE que centralice toda la documentación, automatice verificaciones y genere alertas sobre caducidades o incumplimientos.
Mejora continua y aprendizaje compartido
El ciclo de mejora constante refuerza la cultura preventiva:
- Auditorías regulares del sistema de gestión de contratistas
- Análisis de incidentes y casi-accidentes con metodologías avanzadas
- Benchmarking interno y externo para identificar mejores prácticas
- Revisiones periódicas de procedimientos y estándares
- Difusión de lecciones aprendidas entre todas las partes
Aplicación práctica: Organiza foros trimestrales donde contratistas y personal propio compartan experiencias, incidentes y soluciones implementadas, facilitando el aprendizaje cruzado.
El papel del liderazgo en la integración de contratistas
El liderazgo es quizás el factor más determinante para el éxito en la creación de una cultura preventiva inclusiva con contratistas. Sin un liderazgo efectivo, las mejores estrategias y herramientas resultarán insuficientes.
Liderazgo desde la alta dirección
El compromiso visible de la dirección es fundamental:
- Establecimiento de expectativas claras sobre el desempeño preventivo
- Asignación de recursos adecuados para la gestión preventiva de contratistas
- Participación personal en actividades preventivas con contratistas
- Coherencia entre discurso y acciones, predicando con el ejemplo
- Rendición de cuentas sobre resultados preventivos con contratistas
Ejemplo práctico: Los directivos pueden realizar «caminatas de seguridad» (safety walks) periódicas con especial atención a áreas donde trabajan contratistas, conversando directamente con ellos sobre preocupaciones y mejoras.
Liderazgo en mandos intermedios
Los mandos intermedios son el puente crítico entre estrategia y ejecución:
- Supervisión diaria de estándares y comportamientos
- Gestión efectiva de la interfaz entre personal propio y contratistas
- Comunicación bidireccional fluida con todos los niveles
- Intervención inmediata ante desviaciones
- Reconocimiento del buen desempeño a nivel operativo
Ejemplo práctico: Capacitar a los supervisores en técnicas de coaching de seguridad que les permitan abordar efectivamente comportamientos de riesgo de manera constructiva, independientemente de si el trabajador es directo o contratado.
Liderazgo informal y cultural
Más allá de las jerarquías formales, el liderazgo cultural marca la diferencia:
- Identificación de líderes informales entre contratistas y personal propio
- Aprovechar su influencia para reforzar mensajes preventivos
- Convertirlos en «embajadores» de la cultura preventiva
- Facilitarles herramientas y formación específica
- Reconocer su contribución a la transformación cultural
Ejemplo práctico: Crear un programa de «campeones de seguridad» con representantes de diferentes empresas contratistas que reciban formación avanzada y actúen como referentes en sus equipos.
Desarrollo de un liderazgo preventivo efectivo
Para potenciar el liderazgo en todos los niveles:
- Programas de formación específica en liderazgo preventivo
- Definición clara de comportamientos esperados en cada nivel jerárquico
- Inclusión de objetivos preventivos en la evaluación del desempeño
- Coaching y mentoría para desarrollar habilidades de liderazgo
- Creación de espacios de intercambio entre líderes de diferentes empresas
Ejemplo práctico: Implementar talleres conjuntos de liderazgo preventivo donde participen tanto directivos y mandos propios como responsables de las empresas contratistas, creando una visión compartida.
Sistemas de gestión y herramientas para facilitar la integración
La implementación efectiva de una cultura preventiva con contratistas requiere sistemas y herramientas que faciliten su gestión:
Sistemas de gestión integrados
Un enfoque sistemático mejora la eficacia y eficiencia:
- Procedimientos específicos para la gestión preventiva de contratistas
- Integración en el sistema general de gestión preventiva
- Alineación con otros sistemas (calidad, medio ambiente, etc.)
- Definición clara de interfaces entre sistemas propios y de contratistas
- Documentación estandarizada pero adaptable a diferentes perfiles de riesgo
Ejemplo práctico: Desarrollar un manual específico de gestión de contratistas que establezca claramente procesos, responsabilidades y estándares, alineado con ISO 45001.
Herramientas digitales específicas
La tecnología facilita enormemente la gestión preventiva con contratistas:
- Plataformas de coordinación de actividades empresariales (CAE)
- Apps móviles para reportes, inspecciones y comunicaciones
- Sistemas de control de acceso inteligentes
- Dashboards de indicadores preventivos de contratistas
- Formación online y realidad virtual para simulación de escenarios
Ejemplo práctico: Implementar una plataforma digital que centralice la gestión documental, automatice verificaciones y genere alertas sobre vencimientos o incumplimientos.
Herramientas de evaluación y seguimiento
El seguimiento continuo permite detectar áreas de mejora:
- Auditorías específicas para contratistas
- Observaciones de comportamiento sistemáticas
- Inspecciones cruzadas entre personal propio y contratistas
- Análisis de tendencias en indicadores preventivos
- Evaluaciones de percepción sobre clima preventivo
Ejemplo práctico: Diseñar un programa de observaciones preventivas donde equipos mixtos (personal propio y contratistas) realicen observaciones conjuntas, fomentando el aprendizaje compartido.
Herramientas de participación y comunicación
Facilitar la implicación activa mejora la integración:
- Comités mixtos de seguridad y salud
- Foros de contratistas para compartir buenas prácticas
- Plataformas de sugerencias accesibles para todos
- Canales de comunicación bidireccional ágiles
- Sistemas de reporte de incidentes/casi accidentes simplificados
Ejemplo práctico: Crear un foro trimestral donde representantes de diferentes contratistas compartan experiencias, incidentes y soluciones implementadas.
Cómo medir el éxito de la cultura preventiva con contratistas
La medición rigurosa permite evaluar progresos y ajustar estrategias:
Indicadores tradicionales de resultado
Aunque limitados, siguen siendo relevantes:
- Índices de frecuencia y gravedad de accidentes de contratistas
- Comparativa con índices del sector y personal propio
- Tendencia temporal de indicadores de siniestralidad
- Coste de accidentes e incidentes con contratistas
- Incumplimientos legales detectados en auditorías o inspecciones
Indicadores proactivos de proceso
Más valiosos para medir la solidez de la cultura preventiva:
- Porcentaje de contratistas que cumplen criterios de homologación
- Nivel de participación en actividades preventivas
- Número de reportes de casi-accidentes por contratista
- Tiempo de respuesta ante acciones correctivas
- Grado de implementación de mejoras propuestas por contratistas
Indicadores culturales y de percepción
Permiten evaluar aspectos más sutiles pero críticos:
- Encuestas de clima preventivo a trabajadores de contratistas
- Evaluación del liderazgo visible en todos los niveles
- Grado de transparencia en comunicación de incidentes
- Nivel de confianza entre personal propio y contratistas
- Percepción sobre justicia en la gestión de consecuencias
Cuadro de mando integral
La visión holística facilita la toma de decisiones:
- Balanced scorecard con indicadores de las diferentes perspectivas
- Objetivos específicos para cada indicador clave
- Sistema de alertas tempranas ante desviaciones
- Revisión periódica con la dirección y contratistas principales
- Vinculación con decisiones estratégicas sobre contratistas
Casos de éxito: Empresas que lo hacen bien
Analizar ejemplos reales proporciona inspiración y aprendizajes prácticos:
Caso 1: Sector petroquímico – Integración total de contratistas
Una importante empresa del sector petroquímico implementó un programa integral que incluía:
- Precalificación rigurosa con criterios preventivos específicos
- Formación equivalente para personal propio y contratistas
- Comités de seguridad mixtos con rotación de liderazgo
- Sistema digital integrado de gestión documental y operativa
- Programa de reconocimiento sin distinción de vinculación laboral
Resultados: Reducción del 75% en accidentes de contratistas en 3 años, mayor retención de contratistas de calidad y mejora significativa en auditorías de cumplimiento.
Caso 2: Sector construcción – Transformación cultural con subcontratistas
Una constructora de ámbito nacional transformó su relación con subcontratistas mediante:
- Programa de desarrollo de liderazgo para encargados de obra
- Estandarización de procedimientos críticos con participación de subcontratistas
- Reuniones diarias de coordinación con todos los oficios
- Programa «Cero Tolerancia» aplicado consistentemente
- Iniciativa de «Aprender de los errores» centrada en no culpabilizar
Resultados: Disminución del 60% en índice de frecuencia total, reducción de retrasos por incidentes de seguridad y mejora sustancial de la satisfacción de clientes.
Caso 3: Sector servicios – Digitalización de la gestión preventiva
Una empresa de servicios con alta dispersión geográfica implementó:
- Plataforma digital centralizada para gestión de contratistas
- App móvil para reportes e inspecciones en tiempo real
- Sistema de control de accesos vinculado al cumplimiento documental
- Formación online accesible desde cualquier dispositivo
- Dashboard con KPIs preventivos por contratista/región
Resultados: Reducción del 80% en tiempo de gestión documental, visibilidad total del estado de cumplimiento y mejora significativa en la detección temprana de desviaciones.
Implementación práctica: Plan de acción paso a paso
Para traducir la teoría en acción, proponemos un plan de implementación estructurado:
Fase 1: Diagnóstico y planificación (1-3 meses)
Establecer bases sólidas para el cambio:
- Evaluar la situación actual mediante auditorías y encuestas
- Identificar brechas y prioridades específicas
- Establecer objetivos claros y medibles
- Definir recursos necesarios (humanos, tecnológicos, financieros)
- Obtener compromiso de la dirección con asignación de recursos
Entregable clave: Plan estratégico documentado con objetivos, indicadores, recursos y cronograma.
Fase 2: Desarrollo de herramientas y capacidades (2-4 meses)
Crear la infraestructura necesaria:
- Desarrollar/adaptar procedimientos específicos
- Implementar herramientas tecnológicas de soporte
- Formar a personal clave (directivos, mandos, enlaces con contratistas)
- Establecer canales de comunicación efectivos
- Definir sistema de medición y seguimiento
Entregable clave: Manual de gestión preventiva de contratistas con procedimientos, formatos y guías de implementación.
Fase 3: Implementación piloto (3-6 meses)
Probar el enfoque antes de escalar:
- Seleccionar área/contratistas para proyecto piloto
- Comunicar claramente expectativas y cambios
- Implementar nuevos procesos con apoyo cercano
- Monitorizar resultados y recoger feedback
- Ajustar enfoque según lecciones aprendidas
Entregable clave: Informe de resultados del piloto con lecciones aprendidas y recomendaciones para implementación global.
Fase 4: Despliegue completo (6-12 meses)
Extender el cambio a toda la organización:
- Plan de despliegue por fases/áreas
- Formación escalonada a todos los involucrados
- Comunicación intensiva sobre avances y éxitos
- Gestión activa de resistencias y obstáculos
- Celebración de hitos y reconocimiento de esfuerzos
Entregable clave: Implementación completa de sistema de gestión preventiva con contratistas en todas las áreas.
Fase 5: Consolidación y mejora continua (continuo)
Asegurar la sostenibilidad del cambio:
- Auditorías regulares del sistema
- Revisión periódica de indicadores
- Actualización de procedimientos según necesidades
- Benchmarking con mejores prácticas externas
- Innovación continua en enfoques y herramientas
Entregable clave: Sistema de mejora continua documentado con ciclos regulares de revisión y actualización.
Conclusiones: Hacia una cultura preventiva integrada
La creación de una cultura preventiva que incluya eficazmente a los contratistas representa un reto significativo, pero también una oportunidad estratégica para las organizaciones comprometidas con la excelencia operativa y el bienestar de todas las personas que participan en sus actividades.
Factores críticos de éxito
Para lograr una implementación exitosa, es fundamental:
- Compromiso genuino desde la alta dirección
- Enfoque sistemático pero adaptable a cada contexto
- Equilibrio entre control y confianza en la relación con contratistas
- Coherencia y consistencia en la aplicación de estándares
- Participación real de todos los niveles organizativos
- Visión a largo plazo más allá de resultados inmediatos
Beneficios de una implementación efectiva
Los esfuerzos invertidos en crear esta cultura integrada se traducen en múltiples beneficios:
- Reducción de accidentes y enfermedades profesionales entre todos los trabajadores
- Mejora de la productividad y eficiencia operativa
- Optimización de costes directos e indirectos
- Fortalecimiento de relaciones con contratistas de calidad
- Mejora de la reputación corporativa y ventaja competitiva
- Mayor capacidad de cumplimiento con requisitos legales y de clientes
- Entorno de trabajo más armonioso y colaborativo
Reflexión final: De la obligación a la oportunidad
La inclusión de contratistas en la cultura preventiva debe evolucionar desde el concepto de obligación legal hacia una visión de oportunidad estratégica:
«Una verdadera cultura preventiva no distingue entre trabajadores propios y contratados; reconoce que la seguridad y el bienestar son valores universales que trascienden relaciones contractuales y que, cuando se implementan adecuadamente, generan beneficio para todas las partes implicadas.»
La organización que logre implementar con éxito esta cultura integrada no solo estará protegiendo vidas y salvaguardando su operación, sino que estará construyendo un activo competitivo diferencial en un entorno empresarial cada vez más complejo y exigente.
¿Y tu organización? ¿Está preparada para dar el paso hacia una cultura preventiva verdaderamente inclusiva?